Una campaña llena de afectos y compromisos. Los comandos fueron apareciendo por todos los rincones de la patria y todos sabían que sería un recorrido a pulso, sacando los recursos desde el generoso fondo de la solidaridad y el compromiso. Las calles serían el natural encuentro de los esperanzados, con sus marchas, carteles y bandas, aquellos a los que las grandes cifras económicas los hacen invisibles.
Todo nacía natural. Tantos años viviendo en un país heredado de la dictadura, con ese pasado que está presente en cada esquina, cuando un joven ingresa a la universidad ya endeudado, cuando un obrero está desvalido frente a sus derechos, cuando las mujeres chilenas ganan un 20% menos por su condición de género. Miles de chilenos radicados en el exterior sin derecho a voto. Hospitales y consultorios precarios y sin condiciones para entregar atención digna y de calidad.
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